sábado, 22 de octubre de 2016

Dirás lo que quieras sobre los principios del nacionalsocialismo, pero al menos es una doctrina

Últimamente estoy viendo mucho drama de Hollywood y Netflix. Y son dramas tristes. Pero tristes de que están mal, no de que me hagan llorar. Siempre te echan a la cara una música triste, unas lágrimas exageradas y unos personajes demasiado concentrados en parecer profundos. Entonces me vino a la mente éste vídeo.


Nada más empezar la segunda temporada de Los Simpsons, te meten este episodio. Bart tiene que aprobar para poder pasar de curso. Pero entonces, suspende y se hunde. La forma en la que habla de si mismo al recibir la nota sienta como un puñetazo en la boca del estómago. Y os recuerdo que es Bart Simpson. No es un personaje que destaque por su complejidad. De hecho, más de 20 años después, Bart sigue siendo el mismo.

Pero bueno, que seguí viendo la serie. Todavía en la segunda temporada, episodio 19. En resumen, Lisa se enamora de su profesor substituto y se enfada con su padre por humillarla delante de él.

¿Quién no caería rendido a sus pies?
El profesor substituto se acaba marchando del pueblo, dejándole a Lisa una nota y la posibilidad de tener un momento personal con Homer.


En la imagen hay un enlace. Te juro que no es porno


Lisa quizá tenga más matices que su hermano, pero sigue siendo el personaje de una sitcom. Aún así consigue dos momentos como estos. Pero aún hay más.

Ya en la sexta temporada me encuentro con un clásico, Y con Maggie, tres. La familia Simpson se reúne y Homer cuenta la historia del nacimiento de Maggie. Básicamente, Homer se pira de la central nuclear para seguir su sueño de trabajar en la bolera. Durante todo el episodio (realmente toda la serie) Homer aparece como lo que es, un hombre principalmente estúpido. Como ejemplo, sus técnicas de marketing:


Hilarante. Pero es que al final, puede que Homer no sea tan gilipollas:


Maggie está en camino y la familia necesita dinero. El sr. Burns permite a Homer recuperar su antiguo puesto, aunque está obligado a quedarse para el resto de su vida. Y él coge las fotos de su hija y las pega allí. Vamos con el último.


Es que es alucinante. Sin planos cortos llenos de lágrimas y música de violines. Solo una melodía, un cielo estrellado y Homer de espaldas, a lo lejos. 

Wallpaper wapísimo
El caso es que yo me veo todo esto y recuerdo Réquiem por un sueño y movidas del estilo. Me entra la risa. Jared Leto y su madre tienen casi dos horas para desarrollar sus dramas y lo único que consiguen es que me duerma. En cambio, unos personajes que no son más que caricaturas (conviene recordar esto) consiguen en 20 minutos lo que solo me había pasado al ver Senderos de Gloria. Y como en Los Simpsons, mil series más. The Office, Futurama, Bojack Horseman, Moral Orel...

Pero bueno, que las comedias no pueden competir con las obras serias, las que son de autor. Walter White es mucho mejor personaje que Homer Simpson. The Wire es la mejor serie de la historia de la televisión. Y así nos va. Menos mal que nos quedan los Coen.



Doc









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