domingo, 30 de octubre de 2016

Shutter island y la evidencia del loco

Shutter Island es una película dirigida por Martin Scorsese,( si, ese Martin Scorsese) pero a quien le importa cuando esta película no sería ni la mitad de buena que es si no fuese por su montadora de confanza ( La que le hace la película vamos ) Thelma Schoonmaker. Bien, esto tampoco es así pero quedaos con el nombre de esta persona porque me arrodillaré ante su grandiosidad más adelante.

(El que conoce todo el mundo)
(La que se merece muchísimo más mérito del que tiene)




















Okey, Shuther Island es un thriller ambientado en los años 50 desarrollado en un centro psiquiatrico en el cual se nos va descubriendo la verdadera historia que Scorsese nos quiere contar. Leonardo Dicaprio encarna al autopresentado Terry Daniels, un agente federal americano que junto a su compañero Chuck Aule viajan a Shutter Island a encontrar a una paciente fugada... o eso creemos.

La película sabe cuando hacerte sospechar de la situación y de los personajes que aparecen hasta el punto de volverte paranoico. En un primer momento, piensas que en ese sitio hacen cosas muy extrañas con los pacientes, después que tratarán de volver loco al agente para que no lo descubra, más tarde que es todo una conspiración de gobierno ILUMINATIIII en la que todo el mundo está compinchado menos el prota hasta que después de destrozarte la cabeza y llegar a dudar de todo o, en caso contrario, de haber atado todas las pistas que la película te va dando, llega la grasienta mano del director a encadenarte a una silla con ojos y oídos bien abiertos para explicarte paso a paso de que ha ido todo este rollo. Esa última parte es como si el mismo director digese : Creo que el gran público es tiene la inteligencia de un participante de Gandía Shore, vamos a explicarselo todo en una pizzarra como si fuesen niños.( El humor porque Kingsley (que interpreta a un psicólogo muy psicólogo que sabe cosas de psicología) le explica esto mismo al protagonista). Y eh, lo entendería si después de esto no siguiera un flashback en el que te cuentan exactamente lo mismo pero con niños muertos en 3D de regalo.

Pero sorpresa, esto es lo único que me dejo un regustillo amargo porque el resto de la película es genial. La paranoia del personaje se transmite al espectador arrinconándolo en sitios oscuros, haciendo que la información se contradiga hasta el punto de que no sabes que creer y empiezas a inventarte tus propias teorías. Pero este ambiente de no saber nunca lo que está pasando es gracias, sobre todo, a la magia que Schoonmaker hace al montar. Los fallos de raccord, cosas que aparecen y desaparecen en plano, los cambios de ritmo durante toda la peli, los saltos de eje y la ruptura de la ley de los 30 grados. Plano por plano, Scorsese y Schoonmaker nos manipulan emocionalmente como desean hasta llegar al faro pues en cada plano cada detalle está muy bien cuidado o descuidado en función de lo que quieren que vea el espectador. Por ejemplo, la escena del vaso de agua en el que por un momento este desaparece. El montaje transmite esa sensación de incomodidad, de que algo no está bien y que nos estamos perdiendo algo que no llegamos a ver con claridad.

Pasando a los personajes, no he sentido que sobre alguno o que les falte profundidad alguna. Teddy o Andrew para los que hayan terminado la película interesa al presentársenos como una figura de poder y su pérdida de legitimidad en su uso de la autoridad pone al espectador en una posición comprometida ¿ Está loco o todos están en su contra? Y pese a que los sueños de Andrew ya dan pistas de que lo que este personaje dice puede no ser verdad, acabaremos por no estar seguros nunca al 100% de lo que es verdad y lo que es ficción.

Y en fin, que Sin Límites llegará a comerse cualquier película.

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