Sí, sí, la animación muy bien. Pero, ¿para qué?
Entre el alcoholismo de la madre del prota y el turbio pasado de la profesora podría haber visto un peliculón ultra interesante. En cambio, me trago esa relación pastelosa, aburrida y llena de asquerosos y desagradables pies que incluso dibujados son nauseabundos. Si hay alguien leyendo esto a quien le exciten los pies, has de saber, querido amigo, que eres un puto enfermo y ojalá te abrasen alguna parte del cuerpo (a tu elección) con ácido.
Bueno, que 45 minutos que parecen días de una relación exagerada y abrumadoramente aburrida entre dos personajes que podrían haber sido realmente interesantes. Todo muy bonito pero poca chicha.
El caso es que el Makoto Shinkai este me gustó con 5 centímetros por segundo. No es una burrada de película kino, pero al menos no provoca diabetes. O no una tan grave. Te hace rememorar el amor de juventud, cuando todo era puro y maravilloso.
Bueno, rememoras si alguna vez lo tuviste... Lo que me recuerda que ya no puedo dar marcha atrás y aprovechar el tiempo perdido...
Qué he hecho con mi vida
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